Entre la papamanía y la proximidad del 24 de Marzo, pasa una semana más de la política argentina. Frente al furor franciscano, que tomamos con pinzas pero no desestimamos completamente, intentamos poner el eje sobre lo que verdaderamente importa. Salú!
EDITORIAL
Cuentan que en las vísperas del 24 de Marzo, la noticia que más circulaba entre radios, diarios y revistas no era tanto la inminencia de la interrupción democrática, sino un partido de futbol.
Argentina, en una gira preparatoria para el Mundial 78 por Europa del Este, había ganado 1-0 contra la selección soviética bajo la nieve. Con la sociedad discutiendo la gesta épica de nuestros futbolistas, cayó el golpe. Conscientes de esto, entre los decretos que emitió la dictadura en esa primera noche, anunció que el siguiente enfrentamiento, contra Polonia el día 25, se emitiría por cadena nacional.
El jolgorio colectivo que, dos años después, implicó el Mundial 78, fue un arma de la dictadura para ocultar frente a la sociedad y el mundo, el genocidio que llevaba adelante.
En estas vísperas de un nuevo aniversario del 24 de Marzo, la "papamanía" parece ser la glorificación colectiva a la que se han avocado las pantallas de los medios hegemónicos. Voces críticas de Bergoglio, como Horacio Gonzalez, o Verbitsky, fueron fuertemente criticadas, casi que acusadas de "anti-argentinas".
El día domingo, las tapas de Clarín y La Nación no tenían SIQUIERA UNA mención al aniversario del golpe. Ni una.
No perdamos el eje. Lo importante no es si el dólar blue subió quince centavos, o si el papa se sale del protocolo. Lo importante en esta sociedad, lo fundamental, estuvo en la Plaza de Mayo este domingo pasado.
Memoria, verdad y justicia sigue siendo nuestra brújula, y escuchar a madres, abuelas, hijos arriba de un escenario frente a una plaza colmada es la reafirmación de un rumbo. No perdamos el eje. 30 mil desaparecidos, PRESENTES. AHORA Y SIEMPRE!
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